El trabajo es la sustancia de la vida, dijo Albert Einstein.
Es así si consideramos el trabajo como un escenario en el cual una persona expresa sus habilidades, invierte sus energías, compromete su creatividad, manifiesta sus patrones de vinculación con los demás. No somos uno en el trabajo y otro fuera de él.
Estemos donde estemos somos una totalidad integrada por múltiples aspectos. Si negamos alguno de ellos en el afán de construir una personalidad “aceptable”, sólo lograremos que ese aspecto se exprese de modo disfuncional.
Humana es la conciencia, la posibilidad de registrarnos como individuos y la responsabilidad, la capacidad de responder por nuestras acciones.
Elswami Vivekananda (1863-1902), un respetado referente espiritual hindú, escribió: “El objeto de todo trabajo es despertar el alma”. Quienes ven el trabajo como un campo de batalla y convierten oficinas, estudios, laboratorios, comercios o talleres en trincheras, quienes creen que trabajar es sólo producir, ganar, conquistar, imponerse, abarcar y acumular, acaso sonrían irónicamente ante esta idea. Pero el lugar en el que cada persona trabaja y la actividad a la que se dedica significa una posibilidad de mejorar el mundo (o aprovecharse de él) y de hacer el bien a alguien (o de esparcir discordia). La opción es personal e intransferible.
En la conmemoración por el día del trabajador,
Estemos donde estemos somos una totalidad integrada por múltiples aspectos. Si negamos alguno de ellos en el afán de construir una personalidad “aceptable”, sólo lograremos que ese aspecto se exprese de modo disfuncional.
Humana es la conciencia, la posibilidad de registrarnos como individuos y la responsabilidad, la capacidad de responder por nuestras acciones.
Elswami Vivekananda (1863-1902), un respetado referente espiritual hindú, escribió: “El objeto de todo trabajo es despertar el alma”. Quienes ven el trabajo como un campo de batalla y convierten oficinas, estudios, laboratorios, comercios o talleres en trincheras, quienes creen que trabajar es sólo producir, ganar, conquistar, imponerse, abarcar y acumular, acaso sonrían irónicamente ante esta idea. Pero el lugar en el que cada persona trabaja y la actividad a la que se dedica significa una posibilidad de mejorar el mundo (o aprovecharse de él) y de hacer el bien a alguien (o de esparcir discordia). La opción es personal e intransferible.
En la conmemoración por el día del trabajador,
extracto de la columna de Sergio Sinay (s.sinay@yahoo.com.ar)
en La Nación Revista del domingo 20 de abril de 2008.
en La Nación Revista del domingo 20 de abril de 2008.
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