Banda sonora memorable y un diálogo recortado, que ni me puedo olvidar de la película: "Tú te consideras un espíritu libre, un ser salvaje, y te asusta la idea de que alguien pueda meterte en una jaula. Bueno nena, ya estás en una jaula, tú misma la has construido. Y en ella seguirás, vayas donde vayas, porque no importa dónde huyas; siempre acabarás tropezando contigo misma."
Esta película resulta una buena entrada, una primera y amena excusa, para introducirnos en el cine de los cincuenta y los sesenta; después de ella, mi avidez por los clásicos de ese período de Hollywood no se detuvo, y con ello, el descubrimiento no sólo de actores y actrices cuyos nombres indelebles nos resuenan hasta hoy día, sino también directores, que si la cinefilia nos tuerce el brazo, no deberíamos dejar de conocer, a través de parte de su filmografía. Entre ellos, Billy Wilder, Stanley Donen, William Wyler y David Lean, como una puerta de acceso a una forma delicada de la comedia, el romance, e incluso el drama.
No hay comentarios :
Publicar un comentario